domingo, 13 de junio de 2010

La Virgen de la humildad con ángeles y un donante


Para complementar el estudio del discurso literario medieval, los invito a leer el análisis que Diana Angoso realizó sobre la pintura anónima veneciana, al temple, "La Virgen de la humildad con ángeles y un donante", que se exhibe en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Pueden acceder a este estudio en este link (también tienen la opción de descargar el pdf): http://www.educathyssen.org/captulo__annimo_veneciano_virgen_de_la_humildad_con_ngeles_y_un_donante

Les recomiendo que bajen la imagen de la obra. La resolución es muy buena y pueden ir explorando la imagen a medida que hacen la lectura del análisis. Les va a servir para descubrir detalles muy interesantes. Esta es una lectura obligatoria para los alumnos que cursan este año.

miércoles, 2 de junio de 2010

La palabra entre la voz y la escritura


Discurso de recipiendaria en la Academia Argentina de Letras, pronunciado el 28 de mayo de 2009

Norma Carricaburo
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
Conicet

La voz
Según San Juan, “en el principio era el verbo”. El evangelista se refiere así a la palabra como acto creativo por excelencia en la génesis del cosmos. Acto pragmático primero y esencial en la unicidad de Dios ante la nada. A medida que Dios nombraba las cosas, según se relata en el Génesis, éstas se iban diferenciando del caos inicial. La palabra fue así el principal motor divino y Dios la legó a los hombres al hacerlos a su imagen y semejanza. Más allá de la cosmogonía, desde un planteo científico, se ignora en qué momento la humanidad habría alcanzado el lenguaje articulado, hecho fundamental en la evolución de la especie humana, según Ernest Mayr, quien suma a la evolución biológica lo que se podría llamar la evolución cultural, a partir del lenguaje articulado1. Es importante destacar que, sin embargo, la Biblia da la pauta del lugar preferente y esencial que los hombres han otorgado siempre al lenguaje. A su vez, el mito se reitera en el desarrollo de cada individuo, con la recreación del universo a partir de la palabra, ya que es el nombre lo que ordena el mundo, le da un sentido, un tiempo, un espacio.

Antes de la escritura, en las primeras civilizaciones, la palabra, como voz, fue ritmo, fue música, fue representación, ruego o mandato y, asimismo, constituyó la memoria, el modo como se iban transmitiendo, de una generación a otra, mitos, ritos, sucesos destacados y también la experiencia acumulada a través de la ley o el proverbio, los cuales legaban las grandes y las pequeñas sabidurías del hombre.

En el aspecto literario, también el primer soporte de las obras fue la voz, antes de la letra que, sin embargo, subyace en la etimología de la palabra literatura. En la voz afloraba lo que estaba en la memoria. Tanto para la emisión como para el almacenamiento de los textos, los mecanismos mnemotécnicos fueron fundamentales. Como sostiene Havelock: “El lenguaje de Homero es un lenguaje de almacenamiento confeccionado oralmente para fines de conservación”2. Este lenguaje que cumple en las mentes la función de archivo, de memoria, aflora en la voz y se consolida en la repetición, que siempre es placentera a los seres humanos. Los relatos orales, para ser recordados, oscilan entre la repetición y la novedad. Se reiteran ciertos patrones, como el ritmo, el metro o la rima. El hombre primitivo fue convirtiendo el pensamiento en un decir rítmico, con cadencias y pausas que se corresponden con los silencios musicales, para que todo lo que se recibe por el oído atraiga con su melodía, ya que el ritmo constituye un placer biológico básico del ser humano. Otra forma de repetición son las reiteraciones; a las alofónicas, propias de la rima, se suman las que se conocen como frases hechas o formularias (“Atenea, la de los ojos de lechuza”, “Hermes, el de los pies alados”, “Aquí me pongo a cantar”, etc.), las cuales permiten a quien recita un apoyo fónico con el que se activa mentalmente el fluir del relato, aunque, incluso, hay frases que sirven como conclusivas: “Colorín colarado, este cuento ha terminado” o “Y fueron felices y comieron perdices”, con las que se señala a los niños la finalización de la historia.
Accedé al artículo completo a través de este link:
https://docs.google.com/Doc?docid=0AW2g153i5TedZGM2OGhuZHRfOWNja2hzYmN3&hl=en