jueves, 11 de noviembre de 2010

Clase especial: Alicia Genovese


El próximo lunes 15 de noviembre, a las 12:15, nos acompaña la poeta Alicia Genovese en una clase especial conjunta de las Cátedras de Teoría Literaria, Teoría de la Comunicación y Literatura Argentina (Aula 156, Edificio San Alberto Magno, UCA, Avda. Alicia Moreau de Justo 1500).

Para preparar el encuentro, les dejo un link en donde encontrarán información sobre Alicia: sus libros, sus poesías, una breve biografía.

Ver página web de la autora.

Carmina de goliardos

el vino no es para las mujeres
se les ha prohibido

pero aquellas risas
desde la cocina
aquellos agujeros escondidos
en los toneles

en la cama una mujer
se vuelve líquida y roja

domingo, 7 de noviembre de 2010

miércoles, 27 de octubre de 2010

La hora de las vanguardias: los manifiestos


COMO HACER UN POEMA DADA, según Tristan Tzara
Tomad un periódico.
Tomad unas tijeras.
Elegid en el periódico un artículo que tenga la longitud que queráis dar a vuestro poema.
Recortad con todo cuidado cada palabra de las que forman tal artículo
y ponedlas todas en un saquito.
Agitad dulcemente.
Sacad las palabras una detrás de otra colocándolas en el orden en que las habeís sacado.
Copiadlas concienzudamente.
El poema está hecho.
Ya os habéis convertido es un escritor infinitamente original
y dotado de una sensibilidad encantadora,
aunque, por supuesto, incomprendida por la gente vulgar.

Haciendo clik AQUI van a encontrar los manifiestos de las principales vanguardias del siglo XX.

Prólogo de Thérèse Raquin, de Emile Zola


" (...)La crítica ha recibido el presente libro con voz brutal y airada. Hay personas virtuosas que, en periódicos no menos virtuosos, han hecho una mueca de asco mientras lo cogían con unas tenazas para arrojarlo al fuego. Hasta las publicaciones literarias modestas, esas en que aparece todas las tardes la gaceta de alcobas y gabinetes privados, se han tapado la nariz, hablando de apestosa basura. No me quejo ni poco ni mucho de tal acogida, antes bien, me satisface mucho comprobar que mis colegas tienen los nervios sensibles de una jovencita. Es de todo punto evidente que mi obra pertenece a mis jueces, y que puede parecerles nauseabunda sin que me corresponda derecho alguno a protestar. De lo que me quejo es de que, a lo que me parece, ni uno de los púdicos periodistas a quienes se les han subido los colores al leer Thérèse Raquin haya comprendido la novela. Es posible que se les hubieran subido aún más caso de haberla entendido; pero, al menos, podría yo estar ahora disfrutando de la íntima satisfacción de su justificada repugnancia. Nada me resulta más irritante que ver cómo unos honrados escritores denuncian la depravación con grandes voces siendo así que tengo el hondo convencimiento de que no saben por qué dan esas voces." Para leer el Prólogo completo, haz click AQUI.

lunes, 18 de octubre de 2010

Álbum: el realismo y naturalismo pictóricos

Aloysius Betrand: Gaspar de la noche

Del Libro III de
GASPAR DE LA NOCHE
"La noche y sus prestigios"
de Aloysius Bertrand

Traducción: Dra. Magdalena Cámpora

VII
UN SUEÑO

Soñé eso y mucho más, pero no entiendo nada.
Pantagruel, libro III.

Era de noche. Hubo primero, – esto vi, esto cuento, – una abadía de murallas agrietadas por la luna, – un bosque atravesado por senderos tortuosos, – y el Morimont* bullendo con capas y sombreros.

Hubo luego, – esto oí, esto cuento, – el redoble fúnebre de una campana al que respondían los sollozos fúnebres de una celda – gritos quejosos y risas feroces que hacían temblar cada una de las flores de una rama, – y los rezos ronroneantes de los penitentes negros que acompañaban al suplicio a un criminal.

Hubo al fin, – así terminó el sueño, así cuento, – un monje que expiraba recostado en la ceniza de los agonizantes, – una muchacha que se debatía colgada de las ramas de un roble, – Y yo, desgreñado, que el verdugo ataba a los garrotes de la rueda.

Don Agustín, el prior difunto, recibirá, en hábito de franciscano, los honores de la capilla ardiente, y Margarita, que fue muerta por su amante, será sepultada con su vestido blanco de inocencia, entre cuatro cirios de cera.

Pero yo, con el primer golpe, la barra del verdugo se rompió como un vidrio, las antorchas de los penitentes negros se apagaron bajo torrentes de lluvia, el gentío se diluyó en los arroyos desbordantes y rápidos, – y yo seguí con otros sueños hasta despertar.


* Desde tiempos inmemoriales, es la plaza de las ejecuciones en Dijon.

lunes, 11 de octubre de 2010

Víctor Hugo: el poeta en el Romanticismo


UN POETA ES UN MUNDO

Un poeta es un mundo encerrado en un hombre.
Plauto en su cráneo oscuro sentía hormiguear Roma;
Melesígenes, ciego y vidente soberano
Cuya ceguera obstinada entristecía sus ojos,
Tenía en sí a Calcas, a Héctor, a Patroclo y a Aquiles;
Prometeo encadenado forcejeaba en Esquilo;
Rabelais lleva en sí un siglo; e incluso nada es más cierto
Que siempre los pensadores coronados con su luz,
Desde Homero inagotable hasta el más profundo Shakespeare,
Todos los santos poetas, parecidos a las madres,
Han sentido a muchos hombres removerse en sus entrañas,
El primero al rey Príamo, y el segundo al rey Lear.


Su fruto crece en su frente como en vientre de mujer.
Van a soñar a lugares desiertos, tienen en su alma
Brotes del azul eterno que resplandece y sonríe;
O bien están melancólicos, y en su espíritu sombrío
Escuchan carros que ruedan y van cargado de truenos.
Estos grandes visionarios caminan siempre azorados.
Tan adelantados van, que no saben nada más.
Arquíloco va apoyándose sobre el yambo cojeando,
Eurípides va escuchando a Minos, Fedra y el incesto.
Molière ve venir con él a su taciturno Alcestes,
A Arnolfo con Inés, a la aurora con el búho,
Y a la sabiduría en lloros con la risa de un loco.
Cervantes pálido y dulce conversa con Don Quijote;
Al oído de Job, Satán disfrazado cuchichea;
Dante sondea el abismo que se abre a su pensamiento;
Horacio ve danzar a los faunos de ojos verdes,
Y Marlowe sigue de lejos en el fondo de los bosques
El negro aquelarre huyendo con su jauría en la sombra.

Y así pues, rodeado por esta muchedumbre invisible,
Para la gran creación, el poeta es sagrado.
La hierba es para él más blanda y la cueva acogedora;
Cuando él anda sobre el musgo, Pan se queda callado;
La naturaleza, viendo distraído a su gran niño,
Vela sobre él; y si acaso hay una trampa en el bosque,
La zarza desde un rincón, tirándole de la manga,
Dice: ¡No vayas por ahí! Bajo sus pies la brusela
Se estremece; y en el nido, en el breñal que se agita,
En la hoja, una voz, confundida con el viento,
Se pone a murmurar: –¡Éste es Shakespeare con Macbeth!
–¡Ése es Molière con Don Juan! –¡Aquél Dante con Beatriz!
Ante él la hiedra se aparta, los matorrales, como grifos,
Retiran su arisca espina, y las encinas gigantes,
Mudas, dejan caminar bajo sus espesas copas
A estos grandes espíritus hablando con sus fantasmas.

La leyenda de los siglos, 1859-1883. Traducción de José Manuel Losada Goya.