miércoles, 12 de mayo de 2010
En busca de Troya
Heinrich Schliemann pasó a la historia de la arqueología como el descubridor de Troya. No tuvo estudios y pasó su infancia y juventud trabajando en los oficios más diversos. Como agente de una casa de comercio, aprendió hasta ocho idiomas y acumuló una discreta fortuna.
Convencido desde niño de la veracidad histórica de los poemas de Homero, se retiró de los negocios con sólo 36 años para consagrarse a la búsqueda de las ruinas de Troya. En 1868, se trasladó a Grecia y Asia Menor para excavar.
Enfrentándose a las teorías establecidas sobre la ubicación de Troya, localizó la ciudad en Hisarlik (Imperio Otomano) y la desenterró en 1873-74 con la única ayuda de su esposa Sofía, una estudiante griega con la que se había casado a través de una agencia matrimonial (en realidad excavaron tan profundamente que desenterraron una ciudad de la Edad del Bronce anterior a la Troya homérica).
Tras sostener un pleito con el gobierno turco en torno a la propiedad de las joyas que había descubierto, realizó nuevas excavaciones en Micenas (1876-78) y Troya (1882-83 y 1888-90), ahora ya asistido por especialistas de prestigio. Durante esas excavaciones comenzaron a formarse los métodos de la arqueología de campo moderna; al mismo tiempo, los libros y artículos de Schliemann transmitieron al gran público la emoción que sentía por la arqueología, contribuyendo a popularizar esta rama del saber.
Stone Irving tiene una conocida biografía novelada sobre este singular personaje y su mujer, Sofía, que se llama En busca de Troya, publicada en castellano por Emecé.
En este link pueden ver un breve documental preparado por History Channel sobre Heinrich Schliemann:
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